Las copas
Donde el vino revela su carácter
Elegir la copa adecuada es esencial para que cada vino despliegue todo su potencial. Lejos de ser un simple recipiente, influye de forma directa en la percepción aromática, el equilibrio en boca y la experiencia emocional del catador.
Conocer sus características y su función permite apreciar mejor cada estilo de vino y disfrutarlo en su plenitud.
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La copa transforma el vino
Estudios de neurociencia computacional han demostrado que la forma, el peso y el ritual de servicio de una copa, suele modificar de manera significativa la percepción sensorial, emocional y económica del vino, aunque el contenido sea exactamente el mismo.
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Características generales
La copa debe ser de cristal muy fino, para que las características del vino se exprese al máximo; transparente, para apreciar los colores y reflejos del vino: lisa, para que ninguna rugosidad u obstáculo táctil distraiga al catador; con tallo largo para que su manejo sea sencillo y la temperatura de los dedos no interfiera en la del vino; y de amplio cáliz, para que el vino se airee adecuadamente y al mismo tiempo permita al catador introducir cómodamente la nariz.
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Vino finos, jereces y oportos
Imprescindible el Catavinos, copa pequeña y diseñada teniendo en cuenta el alto grado de oxidación de estos vinos, con un cristal más grueso de lo normal, tallo corto y cáliz alargado. También se puede usar para la cata de Oportos.
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Champagnes, cavas y espumosos
Obligada la copa de Flauta con un tallo largo que ayuda a que el vino no se caliente y un cáliz alargado, que permite el desarrollo y conservación de las burbujas se desarrollen, al tiempo que los aromas van directamente a la nariz.
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Vinos tintos
Se recomiendan copas como la Burdeos, de cáliz amplio y alto que facilita la liberación de todos los aromas y sabores, en especial aquellos más delicados; la Borgoña de cáliz ligeramente más amplio y redondeado que el de la copa Burdeos, con mayor superficie de contacto entre el vino y el aire; o la Cabernet Sauvignon, también con cáliz amplio que proporciona espacio al vino para respirar y oxigenarse adecuadamente, lo que permite que los aromas se liberen y se desarrollen plenamente.
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Vinos blancos
Las más indicadas son la copa Sauvignon Blanc, para cualquier blanco seco, un poco más estrecha que las de vino tinto para mantener el frío y que los aromas se concentren; o la Chardonnay, recomendada para blancos de crianza y más complejos, con tallo más corto para soportar un cáliz abombado que facilita que los aromas se aglutinen.
El detalle que cambia la experiencia