Los decantadores
El arte de ver y respirar el vino
El decantador no es solo un utensilio funcional, sino una pieza que añade belleza, rito y expectación al servicio del vino. A medio camino entre herramienta y obra de arte, acompaña el momento en que el vino abandona la botella, se oxigena y se prepara para mostrar todo su carácter.
Su presencia en la mesa subraya la importancia de la estética y convierte cada servicio en un pequeño espectáculo.
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La importancia de la estética
En la relación con el vino todo es importante y en lugar de especial protagonismo habría que situar el etiquetado, porque el estilo y la estética de la etiqueta se convierte en la primera impresión visual, que inmediatamente comunica la identidad de la marca, evoca la calidad del vino, y general una conexión emocional con el consumidor. Otro elemento de belleza emocional se produce en el momento en el que el vino se traslada de la botella al decantador.
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Un lujo que siempre debe estar al alcance
El decantador es un recipiente en forma de botella con amplio y panzudo cuerpo, destinado a controlar los posibles restos sólidos del vino, al tiempo que permite a este oxigenarse y “respirar”, para hacer más explícitos sus aromas. Actualmente, es probable que su utilidad real no va más allá de su uso en la cata de vinos muy viejos, pero su enorme belleza habilita al catador para demandarlo en cualquier caso y ocasión.
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Antecedente elegante y lujoso de la botella
Hasta mediados del siglo XVII, el vino, desde la barrica o el pellejo, llegaba a la mesa en un tosca jarra o, y esto es lo que aquí importa, en un elegante y fino decantador, de lo que dan fe obras de arte renacentistas como el Baco de Caravaggio o La Última Cena, de Juan de Juanes.
La invención de la actual botella de vino se atribuye al cortesano y diplomático inglés Kenelm Digby, quien, en 1651, habría diseñado un envase de vidrio, más resistente, hermético y práctico que los barriles, que se popularizó a principios de siglo XVIII, revolucionando la comercialización del vino. El siguiente salto tiene fecha de 1821, cuando se patentó la fabricación mecánica de botellas, permitiendo y dando lugar a la extensión masiva de los envases individuales.
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Nunca sobra el arte
El decantador tiene o tuvo un fin practico, tanto para evitar las heces tan alabadas por la poesía griega antigua como para permitir el rápido oxigenado de vinos añejos, que evita los olores a reducción de cuero y caza.
Hoy, el buen filtrado en bodega y el tratamiento con frío ha hecho perder buena parte del protagonismo a estos objetos, pero nunca hay que olvidar que el decantador es un objeto de arte y que el arte, desde los tiempos de nuestros ancestro de las cavernas, es el medio para expresar sentimientos, emociones y percepciones sobre el mundo que nos rodea, donde el vino siempre ser protagonista de excepción.
Cuando la forma embellece el vino
Escena 11ª
Una bodega ideal en la que solo hubiera 100 botellas
Escena 12ª
Los decantadores
Escena 1ª
El vino en la bodega