El vino en el restaurante
Servir y proteger
Todo restaurante que se precie, debe mantener una oferta de vinos acorde a la extensión y especialidades de su carta, para que, en cada caso, el comensal pueda contar con una grata opción de acompañamiento al plato.
Para ello, debe contar con:
1
Una selección equilibrada y suficiente de vinos aperitivos,
como finos y manzanillas, champagnes, cavas y espumosos; un repertorio suficiente y atractivo de blancos, secos y dulces, rosados, y tintos, tanto jóvenes, como con crianza, reserva y gran reserva, para los principales, que incluya opciones clásicas, modernas y de diferentes países y denominaciones; junto a varias opciones para postres, como oportos, jereces, sauternes o moscateles.
2
Una carta que no trate de epatar al cliente con volúmenes de referencias disparatados,
sino que sea práctica, sencilla y cómoda en su manejo; que esté bien ordenada por zonas y denominaciones, añadas, varietales y precios.
3
Una instalación, vinoteca o cava eléctrica de almacenamiento que garantice fresco, oscuridad y humedad controladas,
en parámetros similares a los del almacenamiento en bodega, para que los vinos se mantengan en sus máximos potenciales y expresión.
4
Tener en plantilla a un buen director de bodega,
que organice la carta con criterio, priorizando siempre la calidad frente a la cantidad, y que proporcione al cliente información y puntos de vista originales, que posiblemente ampliarán su percepción y horizontes respecto a la cultura del vino.
5
Contar con un equipo de sala formado
que pueda recomendar un vino a los clientes cuando así se lo demanden, y que controle escrupulosamente la temperatura de cada vino y los rituales del servicio.
Sirve y protege el vino en el restaurante
Escena 1ª
El vino en la bodega
Escena 2ª
El vino en el restaurante
Escena 3ª
Bodega en una casa particular